
El olvido que seremos, un fresco retrato familiar, social y político de una Colombia pre-moderna.
La historia del médico y activista de derechos humanos Héctor Abad Gómez en Colombia en los años 70 y 80, basado en el visceral bestseller de su hijo Héctor Jr titulado bajo el mismo nombre.
La nueva película del director Fernando Trueba, El olvido que seremos, quiere combinar lo público y lo privado en un fresco retrato familiar, social y político de una Colombia pre-moderna, mostrando un ejemplo de rara virtud pero también de profunda humanidad y humildad.
El olvido que seremos, la trama
Colombia 1983. Héctor Jr, (Juan Pablo Urrego), estudia en la Universidad de Turín cuando es llamado a Colombia, donde vive su familia, para la ceremonia de despedida de su padre, Héctor Abad Gómez, (Javier Cámara), en la docencia universitaria. Médico involucrado en campañas de salud pública, maestro en Antioquía y conocido activista de derechos humanos, Abad Gómez siempre ha sido despreciado por las autoridades por sus duras críticas al gobierno y sus políticas y es enviado a la jubilación anticipada. El viaje a casa es una oportunidad para que el hijo reconsidere su infancia en Medellín a principios de la década de 1970, la estrecha relación con su padre, la feliz vida familiar con su madre y hermanas. Una época dorada en la que la figura del padre fue un referente indiscutible para Héctor. El presente no es tan optimista y mientras el clima en la ciudad se vuelve pesado, con asesinatos y desapariciones por parte de grupos paramilitares, que pretenden golpear cualquier forma de disidencia u oposición social y política, Abad Gómez también corre cada vez más riesgo.

Héctor Abad Gómez, el apóstol de los derechos humanos
Así fue apodado por los habitantes de Antioquía, sobre todo por los menos afortunados, ya que fue el primero en cuidarlos y en alzar su voz para decir que la salud pública tenía que ser un derecho de todos y comprometerse en primera persona para que esto sucediera. El tener acceso a agua potable para todos, campañas masivas de vacunación e higiene pública, pero también brindando, cuando pudiera, ayuda que fuera más allá de su profesión. Héctor Abad Gómez es descrito como un hombre de bondad ilimitada, que hizo el bien con extrema naturalidad y espontaneidad. Con igual facilidad y naturalidad será asesinado por grupos paramilitares en una Colombia dominada por la violencia. A través de sus elecciones Abad Gómez se había sumado a una oposición libre: con la fundación del Comité de Defensa de los Derechos Humanos en Antioquía y con su labor como columnista de varios periódicos del país, en la que denunció las condiciones de atraso y falta de las más elementales medidas de salud en gran parte de Colombia; con su actividad como político en el Partido Liberal; hasta la candidatura a la alcaldía de Medellín por este mismo partido.
Sin embargo, lo que le interesa a Fernando Trueba no es etiquetar políticamente al personaje. De hecho, en la película -adaptación de David Trueba, hermano del director, de la novela El olvido que seremos, escrita por el hijo de Abad Gómez y que se ha convertido en un texto de culto en América Latina- el protagonista se queja de ser el blanco. De críticas tanto de derecha como de izquierda. La intención del director es pintar a un hombre que se tomó en serio su profesión y al prójimo y solo en virtud de esto, de los más altos valores humanos, no de filiaciones políticas.
Una saga familiar y una mirada amplia a la comunidad
Se podría decir que el padre domina al activista en este retrato, que la lucha y el compromiso del protagonista podrían haberse potenciado más. No es tan cierto, Trueba encuentra un equilibrio entre lo público y lo privado. Y es precisamente a través de este último que consigue involucrar al espectador, apoderándose también de aquellos que estaban políticamente alejados del protagonista. Abad Gómez es un hombre de familia cariñoso y jovial, con una relación privilegiada con su único hijo, pero que adora a su esposa e hijas. La historia de la familia en la primera parte de la película tiene tonos alegres y ligeros, y el personaje principal no puede dejar de generar empatía, gracias a una interpretación de alto nivel de Javier Cámara. La alegría de su personaje, aunque obligada a desenvolverse en contextos difíciles en un país muy crítico, es contagiosa y va de la mano de la elección de imágenes en color.

En la segunda parte domina el blanco y negro. En ese universo sereno, aparece el dolor, la desaparición de una hija. La alegría del comienzo da paso a una melancolía que no impide que el protagonista se dedique a lo que cree. Cámara le da muchos matices al personaje y toca diferentes registros.
La última parte, la más poética, es aquella en la que parece estar contenido el mensaje principal de la película. Muchos como Abad Gómez se han convertido en héroes a pesar de sí mismos: solo querían hacer el bien a la comunidad, no tenían ganas de aparecer, de ser reconocidos, no estaban motivados por ambiciones personales. En definitiva, el protagonista no hace lo que hace para ser recordado. Este es el significado del poema Aquí, hoy, un texto atribuido a Jorge Luis Borges, que aparece en la película y contiene las palabras del título, El olvido que seremos.

Todo el elenco de la película ofrece buena evidencia: un grupo de mujeres que se mueven casi al unísono en torno a Héctor y Héctor Jr: su esposa Cecilia, interpretada por Patricia Tamayo, sus hijas Mariluz, María Teresa Barreto, Clara, Laura Londoño, Vicky, Elizabeth Minotta. , Martha, Kami Zeha y Sol Camila Zárate. Los dos niños que interpretan a Héctor y Sol de niños, Nicolás Reyes Cano y Luciana Echeverry, también son muy espontáneos y creíbles, lo que no es fácil de conseguir.
Tráiler oficial
El olvido que seremos es una producción de Caracol Televisión y Dago García Producciones.